No más santxs. La anarquía no canoniza a nadie. Proyectil Fetal tiene pensamientos como pedradas.
“No voy a volver mi vista atrás
buscando un resplandor que ya no existe más.
El futuro va a ser mejor”
Fun People
No es de mi interés entrar en polémicas inútiles sobre hechos históricos puntuales de los que se ha pretendido sacar determinadas lecciones históricas. Muchxs me aventajarán en erudición, otrxs en datos exclusivos o en fuentes de primerísimo mano. Proyectil Fetal, una vez más, arroja valientemente la primera piedra, aguanta las que vienen y sigue cascoteando. Si Nietzsche filosofaba a martillazos, Proyectil Fetal tiene pensamientos como pedradas.
La anarquía no necesita santos ni santas. Basta de mártires y de mitos. Tantos años no han pasado en vano, creo. Si hacemos una historia piadosa de nuestrxs antecesorxs, corremos el serio riesgo de congelar una imagen del pasado que nos limite en el presente. Otro es mi móvil. Que la vida y obra de Severino DiGiovanni o de Simón Radowitzky (por poner 2 personalidades que han generado intenso intercambio en los foros por estos días) nos mueva a pensar y hacer cosas en este hoy, en este presente, para otro futuro. Por ejemplo, tomando teorizaciones y prácticas del pasado, pensemos en el concepto de “minoría actuante” o el de “afinidad”. A estas alturas, ciertas discusiones que en principio podrían resultar riquísimas, siguen enfangadas en mezquinas peleas de marquesina, mientras la vida y su intenso fluir nos pasa por al lado. Pero, hechas las aclaraciones, es menester decir algunas cosas en torno a lo que se ha venido escribiendo profusamente:
Bajo una dictadura brutal –como sabemos, el régimen de Uriburu llevó adelante una política de represión obrera y popular inédita hasta ese entonces, de deportaciones, reclusiones en el penal de Tierra del Fuego, fusilamientos por aplicación de la ley marcial y estado de sitio- que exacerbó hasta lo indecible el uso de las leyes de Residencia y de Defensa Social (pergeñadas en la primera década del siglo XX, fueron de los instrumentos más usados por la clase dominante para combatir el “terror anarquista”), es insostenible adjudicar a la acción de un libertario (Severino en este caso) y su grupo de afinidad la responsabilidad por uno, alguno o todos los embates del régimen al movimiento, que, dicho sea, en su faz organizativa sindical (y por factores que no se analizarán aquí), hacía ya tiempo que había entrado en decadencia.
La indignación es siempre una percepción íntima y violentísima ante la injusticia de la dominación y sus efectos. Eso la legitima, pero no en el sentido del derecho estatal burgués y moderno que habla de “legitimidad” con la misma ligereza interesada con la que habla de “libertad” o “igualdad”. La legitima por espontánea, auténtica, sin mediación. Y esta indignación es la base de las acciones de Severino o Simón, que duda cabe.
Mucho se ha escrito acerca de la distinción entre “acción individual” y “acción colectiva”. Ya en los círculos de Reclus, Malatesta, Caffiero o Kropotkin se hablaba de acción directa para romper radicalmente con ciertas concepciones y prácticas del movimiento que estaban aun ligadas a concepciones políticas idealistas[1]. En 1910, se consideraba que “no existe una forma específica de la acción directa”[2]. Y el problema de los atentados, en otro contexto histórico, cuando la propaganda por el hecho era pan de cada día, fue tema de intenso debate. Todo el ciclo de 1880/1890 en Europa y, posteriormente en Argentina, atestigua esto. Hoy es insostenible hablar de un justificativo de ciertas acciones mentadas individuales por el “deseo del pueblo”, que es una abstracción universalista que no representa ni encarna a nadie. Esa vieja idea socialista de que la lucha se mide en avances y retrocesos (respecto al pueblo o al proletariado) no tiene en cuenta –por lo menos en su versión decimonónica o en su refrito acrítico siglo XXI- lo local de las luchas, que en otro proyectil reciente quedó dicho así: “Las barricada de lucha son múltiples, plurales, atópicas, y cada punto neurálgico donde se manifiesta la dominación y donde se luche en su contra necesita un cuerpo que grite “ANARKÍA”, no como deber ser, como fe, sino como irrespetuoso alarido y acción en constante devenir y mutación, que cuestione toda jerarquía, todo orden impuesto, toda autoridad. Todos los cuerpos refregados unos contra todos, cual gatos”[3]. Para que la Idea no sea ni programa ni utopía también tienen que repensarse los conceptos de individux y colectivx, las distinciones (falsas) entre lo público y lo privado, entre otras cosas pendientes.
Y por último, basta también del conventillo de la historia y la historiografía anarquista. Si se concibe la pasión libertaria, la anarquía, como una categoría clasificatoria que describe el modo político correcto e inmodificable de atacar la dominación encarnada en el estado y sus instituciones, se niega la anarquía misma de la que se pretende ser expresión práctica y teórica, y se corre el riesgo de volver a generar nuevas instituciones y dogmas cerrados y obtusos. El ejemplo del socialismo autoritario y sus trágicos epígonos debería haber bastado como suficiente ilustración para aquellxs que tanto gustan de los ejemplos históricos. Pero no, se insiste en los errores del dogmatismo, divisionismo y sectarismo del pasado, se instalan figuras míticas, se excomulga y se absuelve según el dogma de cada cual, se mide con el anarcómetro la cercanía o la lejanía respecto de un proyecto en movimiento al que se ha congelado en una sigla o en dos nombres o en tres textos canónicos[4].
Les dejo (parte de) una canción de la Polla Records para que cantemos juntxs y pensemos nuestros próximos pasos:
esclavos del trabajo esclavas del hogaresclavos ignorantes sin mentalidadseamos por un día capaces de pensaresta mierda tiene que cambiarlos que mueren ya no pueden más la anarquía tiene que llegarla violencia nos ayudará los que matan se acojonaránvivo esperando a cobrar para gastarme todas las pelasvivo esperando a cobrar para agarrarme una borracherala inteligencia se esconde de mí el miedo se comió al odiode cuantas vidas la vida se fue sin intentar ni siquiera vivirserá que estamos tontos o estamos engañaoso estamos enterrados en comodidadlos más tontos de todos nos tienen controlaosesta mierda tiene que cambiarlos que mueren ya no pueden más la anarquía tiene que llegarla violencia nos traerá el amor los que matan se acojonaránhoy haré la revolución
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Hoy haré la revolución entonces.
Hoy voy a vivir como quiero que se viva en el futuro.
La Revolución tiene cuerpos
Cuerpos
Deseantes
Móviles
Interpelantes
Hoy el futuro ya es mejor
[1] Como he comprobado -¡tristemente!- que muchos compañeros varones no se toman el trabajo de leer los textos que con tanta pasión y esfuerzo escribo, esta vez me ahorro el doble trabajo de buscar las citas como he hecho otras veces. Al que le interese, vaya a los textos de los autores citados y busque las citas solito. Están ahí, hay que leerlas nomás.
[2] Pouget, Emile: L’action directe, éditions CNT-FAI (s/f). Esta cita si la pongo porque no todxs leemos francés.
[3] Proyectil Fetal: “Atrévete te te te a un Anarco Feminismo Queer Abyecto”.
[4] En otro proyectil (“Observaciones a la Charla sobre Simón Radowitzky en la Biblioteca José Ingenieros Para no cometer los errores del pasado “) se dijo: “El mismo López Arango y Abad de Santillán sostuvieron que “nosotros hemos hecho escuela del divisionismo”.
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